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Las raíces italianas del Papa Francisco: una historia de emigración entre Piamonte y Liguria

25 abril 2025

4 minutos

Con la muerte del Papa Francisco, el mundo pierde no solo a un guía espiritual, sino también a un símbolo viviente de las migraciones italianas en el siglo XX. Jorge Mario Bergoglio fue el primer pontífice nacido en el continente americano, hijo y nieto de italianos que emigraron a la Argentina. Sus orígenes se encuentran en las colinas del Piamonte y en los valles de Liguria, tierras que aún lo recuerdan con cariño y orgullo.

La rama paterna: de Monferrato a Buenos Aires

La familia Bergoglio, por parte de su padre, era originaria del Piamonte, precisamente de Portacomaro, una localidad de la zona de Asti. Aquí, en 1884, nació Giovanni Bergoglio, el abuelo del Papa. En 1929, Giovanni y su esposa, Rosa Vassallo, partieron de Italia hacia Argentina, embarcándose en Génova en el vapor «Giulio Cesare». Eran los años de la crisis económica y el fascismo, y como muchas otras familias, buscaban una nueva oportunidad en el extranjero.

Su hijo, Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires, se casaría más tarde con Regina Sívori, también de origen italiano.

El Papa Francisco ha mantenido un vínculo vivo con el Piamonte. En 2022 regresó a Portacomaro para celebrar el cumpleaños número 90 de su prima Carla Rabezzana, con quien tenía una estrecha relación. La familia piamontesa fue un punto de referencia emocional para él, y en varias ocasiones expresó su orgullo por estas raíces. El propio presidente de la Región, Alberto Cirio, recordó cuánto Francisco se sentía parte de esa tierra, incluso en sus valores de humildad, determinación y coraje.

La rama materna: de Liguria a Argentina

Por el lado materno, sin embargo, las raíces se encuentran en el corazón de Liguria, en Cogorno, entre el interior de Lavagna y el golfo de Tigullio. La abuela materna del papa Francisco, María Gogna, nació en 1887 en Teo, una aldea de Cabella Ligure, en la provincia de Alessandria, pero en la frontera con Liguria.
Por lo tanto, María era piamontesa de nacimiento, pero pertenecía a una familia profundamente vinculada a los territorios del interior de Liguria, en particular a Val Borbera y a la zona de Lavagna.

Su matrimonio con Francisco Sívori, originario de la zona de Cogorno, representa la unión de dos historias paralelas de emigración. Los sívori salieron de Cogorno en 1861, año de la Unificación de Italia, para radicarse en Argentina. Los Gogna, en cambio, emigraron más tarde, llevándose consigo a la joven María.
En Buenos Aires, María y Francisco tuvieron una hija, Regina Sívori, que se convirtió en la madre de Jorge Mario Bergoglio en 1936.

Las raíces ligures no son solo un detalle genealógico. El Papa Francisco reconoció públicamente el vínculo con Cogorno y Lavagna durante su visita a Génova en 2017, cuando se reunió con algunos parientes descendientes de la familia Sívori. Dijo con emoción: «Los Sívori son de Cogorno y Lavagna, las tierras de mi madre». En esa ocasión, recibió un volumen con la genealogía de la familia Sívori y una copia del acta de nacimiento de su bisabuelo Vincenzo Sívori, quien partió hacia la Argentina en 1861.

El pequeño pueblo de Teo, en la zona de Alessandria, también ha querido honrar la memoria del pontífice: las campanas de la iglesia de San Bernardo sonaron en señal de luto y la comunidad se reunió en oración, recordando el día en que el Papa Francisco reconoció sin dudarlo una foto antigua de su abuela María Gogna, mostrada por una delegación de la ciudad en el Vaticano.

Un Papa hijo de la emigración italiana

El Papa Francisco fue un puente entre dos mundos: el de los orígenes y el del destino. Sus raíces ligures y piamontesas cuentan la historia de una Italia que se fue por necesidad, pero que trajo consigo la cultura, la fe, los lazos familiares.
No era solo una cuestión de descendencia: para él esas raíces eran una parte viva de su identidad. Los evocaba con afecto, los mencionaba en los discursos, los honraba con gestos concretos, como visitas a familiares, encuentros con comunidades de origen, acogida a primos lejanos.

Su figura representa a la perfección el sentido del proyecto Italea: ayudar a los descendientes de emigrantes italianos a redescubrir sus orígenes, a caminar en los lugares de sus abuelos, a reparar hilos de la historia familiar que parecían perdidos.

Hoy, cuando el mundo lo saluda, queremos recordarlo también así: como un hombre de sus raíces, heredero de dos tierras nobles y trabajadoras, que con su gente sencilla formaron el corazón y la fe de un Papa.